sábado, noviembre 11, 2023

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Pierre-Auguste Renoir

Pierre-Auguste RenoirLimogesAlto Vienne25 de febrero de 1841Cagnes-sur-MerAlpes Marítimos3 de diciembre de 1919) fue un pintor francés impresionista, que en la segunda parte de su carrera se interesó por la pintura de cuerpos femeninos en paisajes, inspirados a menudo en pinturas clásicas renacentistas y barrocas.

Renoir ofrece una interpretación más sensual del impresionismo, más inclinada a lo ornamental y a la belleza. No suele incidir en lo más áspero de la vida moderna, como a veces hicieron Manet o Van Gogh. Mantuvo siempre un pie en la tradición; se puso en relación con los pintores del siglo XVIII que mostraban la sociedad galante del Rococó, como Watteau.

En sus creaciones muestra la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son trabajadores. Siempre son personajes que se divierten, en una naturaleza agradable. Se le puede emparentar por ello con Henri Matisse, a pesar de sus estilos distintos. Trató temas de flores, escenas dulces de niños y mujeres y sobre todo el desnudo femenino, que recuerda a Rubens por las formas gruesas. En cuanto a su estilo y técnica se nota en él un fuerte influjo de Corot.

Renoir posee una vibrante y luminosa paleta que hace de él un impresionista muy especial. El palcoEl columpioBaile en el Moulin de la GaletteAlmuerzo de remeros y Las grandes bañistas son sus obras más representativas.


Nacido en el seno de una familia humilde, fue el sexto de los siete hijos del sastre Léonard Renoir y la costurera Marguerite Merlet.​ En 1844, los Renoir se trasladaron a París,​ en donde el padre esperaba mejorar su situación económica.

En 1848, comenzó a asistir a una escuela religiosa dirigida por los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Dada su gran habilidad para el solfeo, sus maestros lo incluyeron en la coral de jóvenes varones de la iglesia de Saint-Eustache, dirigida por el compositor Charles Gounod.

En 1854, abandonó sus estudios en la escuela y fue enviado al taller de los hermanos Lévy con el fin de que aprendiera sobre el arte de la pintura en porcelana. Según Edmond Renoir, su hermano menor, su deseo de forjar una carrera artística era ya apreciable desde su niñez, cuando Auguste dibujaba sobre las paredes con trozos de carbón. El aprendiz fue tomando el gusto al oficio: al finalizar el día, cargando un cartón más grande que él, acudía a cursos gratuitos de dibujo. Todo esto duró dos o tres años. Demostraba un rápido progreso y, tras unos meses de aprendizaje, se le confió la realización de trabajos regularmente asignados a los obreros experimentados, lo que le valió más de una burla.

Émile Laporte, uno de los obreros de los Lévy, practicaba por gusto la pintura al óleo y le permitió al joven hacer uso de sus telas y sus colores.​ Después de examinar la primera pintura al óleo de Auguste Renoir en la modesta morada de los Renoir sobre la calle Argenteuil, Laporte aconsejó a sus padres que le permitieran estudiar la pintura de arte, pues le auguraba un prometedor futuro como pintor.​ Auguste Renoir nunca vio un impedimento en sus orígenes humildes, y afirmaba que de haber nacido en un entorno de intelectuales, habría necesitado años para despojarse de sus ideas y lograr ver las cosas tal cual eran.​

En el amplio patio del Louvre, de donde los Renoir no vivían lejos, el pequeño Auguste Renoir jugaba a policías y ladrones con otros chicos. Para él era completamente natural entrar en el antiguo palacio real convertido en célebre museo después de la Revolución, en donde con frecuencia ingresaba en las galerías de escultura antigua para permanecer allí durante horas. Sin embargo, las expediciones del pequeño Renoir no se limitaban a los alrededores del Louvre. Su sensación orgánica y casi física ―que se remontaba a su niñez― de formar parte de la ciudad dejará una huella en su trabajo artístico.

Renoir veía belleza en las angostas calles del París medieval, en la abigarrada arquitectura gótica, en las vendedoras del mercado que nunca llevaban corsé, y por ello mismo sufría ante la destrucción del viejo París. Su infancia y juventud coincidieron con el comienzo de la era de la modernización y de las grandes reconstrucciones de la ciudad.


Juventud

En 1858, a la edad de 17 años, pintaba abanicos y coloreaba escudos de armas para su hermano Henri, grabador heráldico. Probablemente en 1859, trabajó durante algún tiempo en la casa Gilbert, sobre la calle Bac, donde pintaba persianas de papel traslúcido que hacían las veces de vitrales en las rudimentarias capillas de los misioneros. Durante esos años, compró para uso profesional el material necesario para la pintura al óleo e hizo sus primeros retratos. Entre los archivos del Louvre, se conserva la autorización, con fecha de 1861, que le fue otorgada para copiar cuadros en las salas del museo.

En 1862, Renoir aprobó el examen de ingreso a la Escuela de Bellas Artes. Al mismo tiempo, frecuentaba un taller libre en el que enseñaba Charles Gleyre, profesor de aquella institución.

Durante esta etapa, conoció en el taller de Gleyre a aquellos que serían sus mejores amigos y compañeros en el arte a lo largo de toda su vida.​ Allí se forjó una sólida amistad entre él, Claude MonetFrédéric Bazille y Alfred Sisley, que a menudo iban a pintar juntos al aire libre en el bosque de Fontainebleau.

Bazille sería el primero en convocar a sus compañeros a reunirse en un grupo. Sin embargo, esto no ocurrió sino hasta después de su muerte en combate durante la guerra franco-prusiana, de modo que el joven Bazille nunca tuvo la oportunidad de exponer junto al resto del grupo y recibir el título de «impresionista». Renoir contaba que había sido justamente él quien había llevado a Sisley al taller de su maestro, aunque es posible que no estuviera en lo cierto y que Sisley hubiese llegado allí por su cuenta. Renoir obtuvo sobresalientes resultados en los concursos obligatorios de dibujo, de perspectiva, de anatomía y de semejanza, lo que demostraba de modo irrefutable lo fructífero de sus años de trabajo en el taller de Gleyre.

El período de estudio con Gleyre no se prolongó demasiado. En 1863, todos los miembros del grupo se vieron obligados a dejar el taller debido a su cierre, aunque Jean Renoir, hijo de Auguste, estima que su padre debió abandonarlo incluso antes, puesto que no tenía dinero para pagar sus estudios. Comenzó entonces una etapa de pobreza, pero también de nuevos encuentros, descubrimientos en la pintura y nuevas amistades.


Delacroix y Manet: primeras influencias artísticas

A diferencia de algunos de sus amigos, que defendían el estudio a partir de la naturaleza, Renoir encontró una gran fuente de inspiración en el Louvre y particularmente en el trabajo de Eugène Delacroix. La muerte de Delacroix, en 1863, hizo comprender a la joven generación de artistas franceses la importancia que para ellos tenía la pintura del gran romántico. Renoir reconoció en el trabajo de Delacroix algo que le resultaba especialmente cercano.

En 1863, un importante acontecimiento sacudió la vida artística de la capital francesa. Por orden de Napoleón III, se abrió, al margen del Salón de París oficial, el Salón de los Rechazados, en donde Almuerzo sobre la hierba de Édouard Manet causó un gran impacto. A partir de entonces, su nombre se asoció con el concepto de arte moderno. A mediados de la década de 1860, Manet frecuentaba el Café Guerbois, sobre la calle Grande-des-Batignolles (actual avenida de Clichy).

La presencia de Manet atrajo al Guerbois a artistas, escritores y críticos simpatizantes de las ideas del arte moderno.​ Hasta allí llegaron también Renoir y sus amigos, que habían abandonado la Margen Izquierda.


Vida cotidiana y primeras fuentes de inspiración

La vida en París no era fácil para el joven artista. A falta de dinero, la ayuda de sus amigos fue de gran importancia para Renoir, quien, sin vivienda estable, en ocasiones residía en la casa de Monet, en otras con Sisley. Bazille, de mejor posición económica que sus camaradas, arrendó un taller en el que pudieran trabajar todos juntos.

Por supuesto que en la región parisina de aquel entonces también podían encontrarse lugares para pintar al aire libre. Renoir no viajaba demasiado lejos puesto que carecía de los medios para hacerlo, pero en los alrededores de la capital francesa no escaseaban las fuentes de inspiración. Tanto es así que había sido allí, en torno al pueblo de Barbizon, que surgió la escuela pictórica del mismo nombre, de la que Renoir y otros impresionistas se sentían herederos directos.

Los motivos del bosque de Fontainebleau eran inagotables y allí se encontraban los sitios de trabajo preferidos de Renoir y sus amigos. Monet y Renoir pintaban el río Sena, cerca del puente de Chatou, allí donde, en medio de una multitud de islotes, en La Grenouillère, Alphonse Fournaise abrió el restaurante que se convirtió en uno de los lugares predilectos de los futuros impresionistas. Con frecuencia Fournaise rechazaba el pago de Renoir.

En 1863, los hermanos Goncourt mencionaron en su Diario el albergue de Marlotte con su sala vulgar pintada sin gusto, sitio que Renoir representó luego hacia 1866 en El cabaret de la mère Anthony.

Datan de la misma época El matrimonio Sisley (1868) y el Retrato de William Sisley (1864), padre del artista. Renoir y Bazille se pintaron recíprocamente en el taller que compartían. Renoir representaba con frecuencia a Jules le Cœur, a quien en ocasiones visitaba en Marlotte. Algunos especialistas de la obra del impresionista consideran incluso que el personaje de pie en El cabaret de la mère Anthony no es Sisley, como se cree habitualmente, sino Le Cœur.


Lise Tréhot: su primera musa

Le Cœur consiguió para Renoir una serie de pedidos de retratos que terminarían convirtiéndose en su principal fuente de ingresos. Sin embargo, el que quizá haya sido el impacto más importante de Le Cœur con respecto a la obra de Renoir consistió en que fue a través de él que el artista conoció a su primera musaLise Tréhot, hermana de la amiga de Le Cœur.

Lise posó para el pintor entre 1865 y 1872, se convirtió en su amiga y en el primer modelo de ese mundo particular que el artista comenzaba a crear. Lise llegó a erigirse como el canon de belleza femenina para el Renoir de ese entonces. Renoir debía poseer un auténtico don de la puesta en escena ya que todos sus cuadros posteriores evocan un espectáculo teatral. Durante su juventud, cuando Lise era su única actriz, intentó capturar en sus propios lienzos las experiencias artísticas de todos sus maestros, desde el período clásico hasta el arte moderno. La apoteosis de esta etapa fueran las obras pintadas con el espíritu de Delacroix. Fue justamente gracias al legado del gran romántico que la generación de artistas a la que Renoir pertenecía asimiló las adquisiciones de sus precursores.

En 1870, pintó Odalisca (Mujer de Argel). Para ello, vistió a Lise con sedas finas y un brocado oriental centellante de oro, cubrió su cabellera con un plumaje naranja y la rodeó de lujosos tapices.

Dos años después, en 1872, el artista retomó el tema, pero el nombre que dio a su obra designaba su objeto con suma sinceridad: Interior de harén en Montmartre (Parisinas vestidas como argelinas). Lise posó nuevamente para dicho cuadro, pero por última vez. El mismo año, contrajo matrimonio con el arquitecto Georges Brière de l’Isle, amigo de Le Cœur.

Antes de conocer a Lise, en 1864, había expuesto uno de sus cuadros en el Salón, en el Grand Palais. En él se mostraba a Esmeralda, personaje de la célebre novela de Víctor Hugo Nuestra Señora de París, bailando con su cabra alrededor de una fogata que iluminaba todo un pueblo de pícaros. Renoir destruyó la obra inmediatamente después de la exposición. Al año siguiente, se expusieron en el salón el Retrato de William Sisley y un paisaje. Por lo general, las obras de los futuros impresionistas no eran admitidas en el Salón, pese a las peticiones hechas al jurado por Camille Corot y Charles-François Daubignypaisajistas de la vieja generación. Sin embargo, Renoir no sentía desprecio por el Salón.

En 1867, el jurado rechazó Diana cazadora. En cambio, Lise con sombrilla fue exhibida allí en 1868. También La bañista con el grifón y Odalisca (Mujer de Argel) se hicieron de un lugar en el Salón en años subsecuentes.


Aline Charigot: su futura esposa

Para la séptima exposición de los impresionistas en 1882, Renoir expuso veinticinco lienzos gracias a la iniciativa de Paul Durand-Ruel, quien le prestó sus propios cuadros. Ese mismo año, el pintor comenzó a preocuparse por perder el éxito que había alcanzado en los Salones, pues ahora tenía una familia que mantener.

La historia de su matrimonio había comenzado alrededor del año 1880. Por esas fechas, aparece cada vez más frecuentemente en los dibujos y pinturas de Renoir el rostro de una joven de mejillas redondas y nariz ligeramente respingada. En ocasiones, el rostro se deja ver entre la muchedumbre de la plaza Clichy, dejando una sensación de fugaz felicidad. Otras veces, su presencia se adivina en la imagen de la muchacha pelirroja leyendo, o bien en la flexible silueta de una joven subiéndose a una barca. En El almuerzo de los remeros de 1881, la joven aparece representada de perfil en la parte inferior izquierda del lienzo, con un sombrero adornado con flores a la moda y sosteniendo un pekinés entre ambas manos.

Su nombre era Aline Charigot; en 1880 tenía 21 años. Renoir la conoció en la cremería de la señora Camille, frente a su casa, sobre la calle Saint-Georges. Aline vivía con su madre justo al lado y se ganaba la vida como costurera. La mutua atracción entre ellos era evidente. Jean Renoir afirmaba que su padre había comenzado a pintar a su madre mucho antes de conocerla. En efecto, en numerosos cuadros, como La primera salida (1876-1877), su modelo era similar a Aline. A sus cuarenta años, el artista parecía haber encontrado una nueva juventud.


Matrimonio y últimos años

El 14 de abril de 1890, el artista contrajo matrimonio con Aline en el ayuntamiento del IX Distrito de París. Jean, el segundo hijo de la pareja, nació en 1894.​ Gabrielle Renard, una prima de Aline, viajó de Essoyes a la capital francesa para ayudarles con las tareas domésticas. Llegó a la casa de los Renoir cuando Pierre ya era mayor, por lo que su principal preocupación fue Jean. Los habitantes de Montmartre se acostumbraron a ver a Gabrielle llevando a Jean sobre su espalda. Más adelante, se convertiría en una de las modelos predilectas del artista.

El pintor nunca disfrutó de muy buena salud. En sus cartas se encuentran frecuentes menciones a enfermedades respiratorias, que lo mantuvieron largo tiempo postrado en la cama.

En 1888, en Essoyes, tuvo su rostro parcialmente paralizado a causa de una neuralgia.​ En aquel mismo lugar, un día de lluvia en el verano de 1889, Renoir cayó de su bicicleta y se fracturó el brazo derecho.​ Afortunadamente, como consecuencia de una fractura anterior, el artista ya había aprendido a pintar con la mano izquierda. Sin embargo, en esta ocasión aparecieron dolores que dificultaban su trabajo. El médico de la familia le diagnosticó un reumatismo incurable desencadenado por la caída. A lo largo de los últimos veinte años de su vida, Renoir debió sufrir permanentes dolores. Así y todo, a pesar de la fragilidad de su estado, su fantástica sed de vida y pasión creadora no se apagaban.

Durante esas mismas dos décadas, Renoir vivió también algunas grandes alegrías. En 1901, nació Claude, su tercer hijo, que tomaría el lugar de Jean, ya crecido, como modelo.

En 1900, fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y más tarde, en 1911, Oficial. París, Londres y Nueva York fueron escenarios de exposiciones que coronaron el triunfo de su pintura.

En 1904, en la Segunda Exposición del Salón de Otoño le fue dedicada una sala completa.


Por aquellos años, la familia viajaba del bulevar de Rochechouart en París a la costa mediterránea y a pequeños pueblos del sur de Francia en busca de condiciones climáticas que beneficiaran la salud del artista.​ Finalmente, en 1903, se establecieron en Cagnes-sur-Mer. Tras haber habitado varias residencias en el casco antiguo, Renoir compró el Domaine des Collettes, al este de la ciudad, para salvar su viejo olivar en peligro de ser destruido por un comprador potencial.

Gabrielle seguía posando para el pintor, así como otras modelos que se habían vuelto casi parte de la familia. Una de sus últimas modelos sería una joven pelirroja llamada Andrée, con quien Jean se casaría más tarde, tras la muerte de su padre. En los últimos años de su vida, Renoir abrazó la idea de una gran composición hecha de desnudos.

En 1887, había terminado su cuadro Las grandes bañistas, cuyo estilo, uno poco duro a la manera de Ingres, es característico de su trabajo en aquel momento.​ Aparecen desnudos femeninos en Gran desnudo (Desnudo sobre los almohadones) (1907),​ Bañista secándose la pierna (hacia 1910),​ Después del baño (1912),​ El juicio de Paris (19131914), Las bañistas (19181919), etc. Con los años, se arraigó en él el gusto por una pintura decorativa, inspirada en los grandes italianos.

800px-Renoir,_Pierre-Auguste,_by_Dornac,_BNF_GallicaPierre-Auguste Renoir,  1910


En 1915, la muerte de Aline sumió a Renoir en la soledad. Sus hijos Pierre y Jean fueron heridos durante la Primera Guerra Mundial. Renoir falleció víctima de una neumonía en el Domaine des Collettes el 2 de diciembre de 1919, cuando acababa de finalizar su última naturaleza muerta.   –  Fuente Wikipedia>>


Obras de Pierre-Auguste Renoir

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