viernes, noviembre 03, 2023

GRANDE
Lola Mora

Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández o Dolores Mora , más conocida como Lola Mora, San Miguel de Tucumán, 17 de noviembre de 1866 – Buenos Aires7 de junio de 1936 fue una escultora argentina que además incursionó en el urbanismo, la minería y las artes visuales. 

Se destacó en espacios generalmente vedados a las mujeres de su época y fue la escultora argentina más halagada y discutida de los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Su obra más conocida es la Fuente de las Nereidas, denominada popularmente como Fuente conjunto escultórico de mármol de Carrara que se inauguró el 21 de mayo de 1903 en el Paseo de Julio de Buenos Aires.

Entre los homenajes que ha recibido se encuentra la institución del 17 de noviembre, fecha de su natalicio, como Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas realizado por el Congreso de la Nación Argentina y la creación en 1998 de los Premios Lola Mora a ser discernidos por la Dirección General de la Mujer de la ciudad de Buenos Aires a los medios de comunicación, transmitan una imagen positiva de la mujer que rompa con los estereotipos de género, promueva la igualdad de oportunidades y los derechos de las mujeres.


Su lugar de nacimiento está controvertido, los salteños alegan que nació en El Tala, una localidad del sur de la provincia de Salta a muy pocos kilómetros de donde vivían sus padres, los tucumanos se basan en donde fue bautizada (el 22 de junio de 1867) en el norte de la provincia de Tucumán,​ y en que la escultora siempre se reconoció tucumana.

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Casa natal de Lola Mora.

Su padre era Romualdo Alejandro Mora Mora, un comerciante y hacendado de origen catalán, propietario de algunas estancias en la zona tucumano-salteña y de una casa en la ciudad de San Miguel de Tucumán.​ Él estudió en el colegio Nuestra Señora del Huerto, en San Miguel de Tucumán.

En 1857 llegó a la localidad salteña de El Tala. Se casó el 16 de marzo de 1859 en la parroquia de San Joaquín de Trancas (provincia de Tucumán)​ con Regina Vega Sardina, una estanciera salteña nacida en El Tala, de ascendencia tarijeña y guachipeña.

Lola Mora (Dolores Candelaria Mora Vega) fue la tercera de siete hermanos: tres varones y cuatro mujeres. En 1870, cuando tenía cuatro años, su familia decidió instalarse en la ciudad de San Miguel del Tucumán. En agosto de 1874, a los siete años de edad, comenzó sus estudios en el Colegio Sarmiento, una exclusiva escuela laica de esa ciudad, donde se destacó como alumna. En septiembre de 1885, cuando Lola tenía 18 años, fallecieron sus padres: su madre, de neumonía, y dos días después su padre, de un infarto.


Inicios en el arte

En 1887 llegó a Tucumán para dar clases el pintor italiano Santiago Falcucci (18561922) y Lola fue una de sus alumnas. Fue así que se inició en pintura, dibujo y retrato y aprendió sobre el neoclasicismo y el romanticismo italiano, estilos que marcaron su obra; empezó a hacer retratos de personalidades de la sociedad tucumana con los cuales pudo financiar sus otras obras.

Animada por su éxito, realizó un retrato a la carbonilla al gobernador de Salta, Delfín Leguizamón y su trabajo fue tan perfecto que su maestro Falcucci dijo: “Era la copia de una fotografía, pero tenía todo de propio, de individual en la factura“.​ Lola pintó una colección de veinte retratos en carbonilla de los gobernadores tucumanos desde 1853 que fueron adquiridos por la legislatura de la provincia en cinco mil pesos.

Ya era en Tucumán una artista conocida cuando en 1895 viajó a Buenos Aires en busca de una beca para perfeccionar sus estudios en Europa, que le fue concedida por el presidente José Evaristo Uriburu el 3 de octubre de 1896 consistente en una subvención mensual de cien pesos oro por dos años.


Primeros pasos en escultura

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Lola Mora en su taller trabajando con un modelo, 1903. Archivo General de la Nación.

Instalada en Roma en 1897, fue alumna del pintor Francesco Paolo Michetti (1851-1929), que se dedicaba a la pintura y la fotografía y había sido escultor en su juventud, aprendió el arte de trabajar con terracotta con el escultor Constantino Barbella (1852-1925) y finalmente decidió dedicarse de lleno a la escultura cuando conoció a otro de sus profesores, Giulio Monteverde (1837-1917), maestro en el trabajo del mármol.​ En Roma instaló su casa y taller y viajó con frecuencia a Buenos Aires llevando sus trabajos.

Al tiempo de estar en Italia se relacionó con los círculos artísticos y culturales, en los que fue muy respetada, y la prensa argentina empezó a informar sobre sus trabajos, viajes por Europa, exposiciones y los premios recibidos. Un autorretrato de Lola Mora, en mármol de Carrara, se exhibió en la Exposición Universal de París de 1900 y ganó una medalla de oro. Cuando en 1900 regresó a la Argentina precedida por su éxito recibió el encargo en Tucumán de una estatua de Juan Bautista Alberdi, acordó en Salta la fundición de estatuas y relieves conmemorativos para el Monumento del 20 de febrero y ofreció a la municipalidad de Buenos Aires su obra más famosa: la Fuente de las Nereidas.


Vida personal

El 22 de junio de 1909 a los cuarenta y dos años se casó en el Registro Civil con Luis Hernández Otero, que tenía 17 años menos de edad, hijo del exgobernador de la provincia de Entre Ríos Sabá Zacarías Hernández,​ que la había conocido en el Congreso Nacional, donde era empleado, cuando la escultora trabajaba para la fachada e incluso, según el investigador Oscar Félix Haedo habría sido su alumno.

La ceremonia religiosa se celebró al día siguiente en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro (Buenos Aires).​ La madrina fue Rosario Clorinda G. de Avellaneda, esposa de Marco Avellaneda, a su vez hermano del expresidente Nicolás Avellaneda, y el padrino Manuel Otero Acevedo, único representante de la familia del novio dado que su familia desaprobó la boda a causa de la diferencia de edad. Tanto en el acta civil como en la religiosa, Lola Mora figura con una edad de treinta y dos años.

La pareja no fue feliz y cinco años más tarde su marido la abandonó.

Fue amiga del escritor y político italiano, Gabriele D’Annunzio, y del presidente argentino Julio Argentino Roca. Buena parte de los detalles de la vida privada de Lola se perdieron cuando, a su muerte, la familia quemó su correspondencia.


Curiosa por naturaleza se acercó a figuras del mundo teatral y, atraída por el cine, quiso experimentar con telones de color.

Hacia 1920 abandonó la escultura e impulsó el dispositivo llamado cinematografía a la luz, que permitía ver cine sin necesidad de oscurecer una sala, pero no logró introducirlo en el mercado. Viajó al norte del país llevando nuevos proyectos: primero a Jujuy donde en 1923 fue nombrada “Escultor Encargado de Parques y Jardines y Paseos” y a Salta a finales de 1924 para comenzar exploraciones geológicas.

En 1925 el presidente Marcelo T. de Alvear dejó sin efecto la última obra encargada por el Estado, el diseño del Monumento a la Bandera. Para revertir el golpe, emprendió la extracción de combustibles con base en destilación de rocas fósiles (esquistos bituminosos) asociada a otras personas y recorrió infructuosamente las montañas de Salta para desarrollar el negocio, perdiendo e ello sus ahorros.

Desahuciada y con su salud deteriorada, entre 1932 y 1933 retornó a Buenos Aires, bajo el cuidado de sus sobrinas. Le costaba caminar, divagaba y perdía el conocimiento. En 1933 la Sociedad Sarmiento de Tucumán realizó una muestra a beneficio de la empobrecida artista. En 1935, restaurado el orden conservador, el Congreso le aprobó una pensión de doscientos pesos mensuales.

El 17 de agosto de ese año Lola Mora sufrió un ataque cerebral que la dejó postrada hasta el 7 de junio de 1936 en que falleció en Buenos Aires tras tres largos días de inconsciencia, insensibilidad y dificultad en su respiración, rodeada de sus tres sobrinas que la asistieron durante toda la enfermedad.

Fallecimiento7 de junio de 1936  (69 años)
Buenos Aires (Argentina) 

La tumba de Lola Mora se encuentra en el Cementerio del Oeste, la necrópolis más antigua de San Miguel de Tucumán y en 2010 fue declarada bien de interés histórico-artístico.

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Obras de Lola Mora


La fuente monumental Las Nereidas (también llamada de Lola Mora por haber sido realizada por la escultora argentina Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández) es una obra realizada en mármol blanco de Carrara que actualmente se halla en la Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires. Representa a las nereidas asistiendo al nacimiento de la diosa Venus.


Estatuas en San Salvador de Jujuy y en los pórticos del Palacio del Congreso de la Nación Argentina

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