El Museo Británico (en inglés: The British Museum) es un museo de la ciudad de Londres, Reino Unido, uno de los museos más importantes y visitados del mundo. Sus colecciones abarcan campos diversos del saber humano, como la historia, la arqueología, la etnografía y el arte.
El museo fue una de las primeras instituciones de este tipo en Europa, siendo el primer museo nacional en el mundo. Custodia más de ocho millones de objetos de todos los continentes, muchos de los cuales se encuentran almacenados para su estudio y restauración, o guardados por falta de espacio para exhibirlos. Cuenta con la mayor sala de lectura de la Biblioteca Británica, biblioteca que, aunque ahora tiene sede propia, hasta el año 1973 también formaba parte del museo, al igual que el Museo de Historia Natural de Londres, que cambió a sede propia en el año 1963.
La sección del Antiguo Egipto es la más importante del mundo después de la del Museo Egipcio de El Cairo. La entrada al museo y a muchos de los servicios que ofrece —como el de la sala de lectura— es libre y gratuita, a excepción de algunas exposiciones temporales.
El origen del museo se remonta a una colección de más de 80 000 artículos procedentes de la colección privada de sir Hans Sloane, médico y naturalista. Este médico donó su colección privada al Estado británico según indicaba su testamento del año 1753. La colección incluía 40 000 libros, 7000 manuscritos, cuadros de Durero, su colección de ciencias naturales y medicina, así como antigüedades de Egipto, Grecia, Roma, Oriente Medio, Extremo Oriente y América. El gobierno británico adquirió esta colección por el precio simbólico de 20 000 libras, importe que se obtuvo mediante una lotería pública organizada por el Parlamento Británico, según muestra su acta de fundación del 7 de enero de 1753. Además, se adquirió la biblioteca personal de Robert Cotton y la del anticuario Robert Harley.
Sus administradores decidieron que su primera ubicación fuera en la casa Montagu, una mansión del siglo XVI en el barrio londinense de Bloomsbury, que adquirieron por 20 000 libras. Se inauguró al público el 15 de enero de 1759.
Desde su inauguración, el museo no ha hecho más que aumentar su colección mediante donaciones o compras. Aunque al principio su principal patrimonio eran los documentos y libros, pronto empezó a recibir gran cantidad de objetos antiguos.
En 1782 aumentó de forma significativa la colección de antigüedades, por la compra por parte del Estado de las obras y objetos de sir William Hamilton, embajador británico en Nápoles, que incluían piezas de Grecia y Roma. La derrota de la flota de Napoleón en Egipto en la batalla de Aboukir permitió que el Museo Británico adquiriera en 1801 gran cantidad de antigüedades egipcias y la célebre piedra de Rosetta. También se añadieron un gran número de esculturas griegas, como las de la colección Townely en 1805 y los Mármoles de Elgin, más conocidos como los mármoles del Partenón, donados por el conde de Elgin en 1816. La donación del año 1823 por parte del rey Jorge IV al Estado británico de la biblioteca de su padre, la Biblioteca del Rey, hizo que se considerara la necesidad de trasladar la colección a una nueva sede por la falta de espacio en la casa Montagu. Tras la mudanza, la antigua sede fue demolida en 1845. El arquitecto Robert Smirke fue el encargado de diseñar la actual sede del museo.
El museo empezó a atraer a muchos conservadores e historiadores, lo que hizo que se empezaran a catalogar y a clasificar todas las piezas que contenían. El primero de estos catálogos se publicó en 1808. Al mismo tiempo, comenzó a ser sede del estudio por parte de numerosos investigadores, que encontraron en sus salas mucha documentación de la biblioteca y piezas únicas sobre las cuales trabajar.
En 1887, debido a la falta de espacio, trasladaron toda la colección de piezas naturales al Museo de Historia Natural de Londres, que se convirtió en museo propio en 1963. Entre 1970 y 1998 toda la colección etnográfica del museo se hallaba en el Museo de la Humanidad, en Londres. En 1973 se separó del museo la Biblioteca Británica, aunque todavía mantiene en el museo gran cantidad de volúmenes y su gran Sala de lectura. Los libros permanecieron en el museo hasta 1998.
El museo siempre ha estado abierto, con la excepción de las dos guerras mundiales, en las que permaneció cerrado por miedo a posibles daños en sus obras. Se hicieron evacuaciones parciales de obras, aceleradas durante la Segunda Guerra Mundial, por los daños que produjeron las bombas sobre el museo durante los bombardeos sobre la ciudad de Londres.
El Museo Británico posee más de siete millones de objetos que cubren la historia de la cultura humana desde sus orígenes hasta la actualidad. Muchos de estos artefactos no están expuestos, sino que se conservan en un subterráneo, ya que el museo no dispone de suficiente espacio.
El museo abrió oficialmente al público el 15 de enero de 1759, en la mansión Montagu, pero cuando esta se quedó pequeña, empezó a construirse en 1852, en el mismo lugar, un nuevo edificio de estilo neoclásico, diseñado por Robert Smirke. La construcción de la nueva sede del museo, la que ha llegado hasta nuestros días, finalizó en 1857 con la Sala de estudio circular. En su fachada principal, en el frontón, se instaló en 1852 un conjunto escultórico del escultor británico Richard Westmacott.
La sala Duveen, que alberga la colección del Partenón, fue construida en 1938 por el arquitecto John Russell Pope, pero en 1940 fue dañada por una bomba de aviación en la Segunda Guerra Mundial, reconstruyéndose y abriéndose de nuevo al público en el año 1962.
Una de las últimas ampliaciones del Museo Británico se inauguró en diciembre de 2000. Se trata del Gran Atrio de la Reina Isabel II. Ubicado en el centro del museo, fue diseñado por el estudio del arquitecto Norman Foster. Se halla en el sitio que antes ocupaba la Biblioteca Británica, ya trasladada a su nueva sede. El Gran Atrio se ha convertido en la mayor plaza cubierta de Europa (90 x 70 metros). El techo del atrio es de cristal y acero, y está compuesto por 1656 pares de cristales.
En el centro del Gran Atrio se encuentra la sala de lectura, que antes formaba parte de la Biblioteca Británica. Los volúmenes de sala han sido consultados por muchas grandes personalidades a lo largo de su historia, como Karl Marx, Oscar Wilde, Mohandas Gandhi, Rudyard Kipling, George Bernard Shaw, Vladímir Lenin o H. G. Wells. La sala de lectura está abierta para cualquier persona que lo desee.
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